domingo, 29 de mayo de 2016

Seguir la oropéndola

En los parques de Ponferrada el canto de los verdecillos ya la anunció en marzo, lo que resultó prematuro. Abril era un mes húmedo y nubloso. Pero un día al principio de mayo el sol se asomó entre las nubes y nieblas. Después había unos días cálidos que despertaron a la naturaleza. Las flores tomaban posesión de los valles, mientras los picos de la montaña todavía estaban cubiertos de la nieve. Qué había llegado la primavera, lo sabía cuando oí durante una caminata al lado del río Sil el canto de la primera oropéndola, este pájaro amarillo que en Holanda nunca vi ni oí, pero que todos los holandeses conocemos por una canción popular:
Vamos hacia afuera todos,
y seguimos la oropéndola,
cuando oímos a este músico,
el verano está en el país.
Yudelyo suena su canto,
yudelyo suena su canto,
yudelyo y nada más.
La primavera cambia el aspecto de la ciudad. Ponferrada se pone más agradable. Mientras en el invierno a veces casi no se encuentra a nadie en el casco histórico, ahora la gente da por la tarde un paseo. En frente de los cafés se ponen más mesas y sillas en la calle, ahora que no son solamente los fumadores más enraizados que se sienten allí para tomar su bebida con pincho, sino también las familias, escolares y turistas. 

La mayoría de los turistas que pasan por Ponferrada son los peregrines. Después la infinita meseta de Castilla y León y la cruzada de los Montes de León, el verde valle de El Bierzo debe ser un alivio para ellos. La mayoría de ellos vienen de los países europeos y americanos, aunque se ve cada vez más asiáticos. Estos normalmente andan con paso elástico, lo que no se puede decir exactamente de todos los peregrinos de los países occidentales. A veces se ve los menos entrenados peregrinos dando traspiés por el casco histórico, molestados por dolor muscular y ampollas, en busca de un restaurante que sirva una cena afuera de los horarios acostumbrados en España.

Cuando les encuentro en la calle, muchos me miran como si me deberían conocer. Un guiri, eso debe ser un peregrino, ¿verdad? Por alguna razón no me gusta ser considerado como uno de ellos. Por cierto, soy un miembro responsable de la sociedad berciana, un inmigrante integrado. Mira, tengo una bolsa de compras en mi mano llena de pescado fresco y verduras. ¡Voy a cocinar, pues, vivo aquí. Alguna vez he considerado ponerme una camisa con corbata y una chaqueta para no ser confundido con un peregrino, pero abandoné la idea cuando me di cuenta que me pudieran confundir con unos de los mormones norteamericanos que deambulan vestidos en traje por la ciudad en busca de gente que pueden convertir.   

Quiero hacer claro que no tengo nada en contra de los peregrinos. De hecho, yo mismo he sido uno. El camino no siempre pasa por la naturaleza más interesante, pero si por las ciudades y pueblos más importantes. Y sobre todo es un camino social. Caminando se forma más y más parte de un pueblo andante, porque en cada alojamiento se encuentra conocidos de uno de los días anteriores. Cuando llegamos a Santiago, mi amigo Freek y yo, y decidimos quedarnos allí unos días, teníamos la extraña sensación de encontrar todo el tiempo a conocidos, con más frecuencia que en Ámsterdam.

La mayoría de los peregrinos no parece ser muy conscientes de los alrededores por dónde andan. Siempre parecen tener un poco de prisa, solamente teniendo ojo para las flechas amarillas que marcan la ruta del camino francés, y algunos son capaces de tomar un atajo siguiendo la fea carretera en vez de la ruta original. Desde hace unos años también han señalizado el Camino del Invierno, que es más bonito, pero que es ignorado por la gran mayoría de los peregrinos.

Y así pierden mucho. En El Bierzo la naturaleza es abundante; los pueblos serranos están a veces un poco destrozados y sin asfalto, pero justamente por eso son tan auténticos. Hay mucho para ver en El Bierzo, para quien se toma tiempo. Pero que no sigas las flechas amarillas. Sigue el canto de la oropéndola.



1 comentario:

  1. Hay que reconocer que te lo pasas de maravilla :-))

    Además, no te olvides de una cosa: ser guiri en España, mola :-))

    Un abrazo,

    Paquito.

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