viernes, 30 de junio de 2017

NO SI

Es la mañana de un miércoles lluvioso en Ponferrada. Bajo la escalera del edificio con la bolsa de compras en mi hombro y miro por si acaso hay correo en nuestro buzón. Está llenísimo. Otra vez todos los supermercados de la ciudad han repartido sus periódicos de publicidad a todas las viviendas. Quito todo el papel del buzón, cojo también los periódicos que están tirados sueltos sobre los buzones y salgo a la calle en dirección del contenedor de papel. ¡Qué despilfarro es todo eso!
Repartir publicidad sin pedir permiso debería estar prohibido. Al otro lado, esto significaría menos empleo. A veces los repartidores están en frente de la puerta del portal cuando regreso a casa. En estos casos normalmente abro para ellos sin ninguna queja. A menudo llaman a la puerta y gritan: '¡Publicidad!' por el intercomunicador. La distancia física hace más fácil ignorarles, pero casi siempre hay algún vecino complaciente que les abre.

Parece un trabajo sin mucho sentido, repartir periódicos que casi nadie lee. Hace poco leí un artículo interesante sobre bullshit jobs, puestos de trabajo ridículos. (AQUÍ en inglés) En el mundo occidental mucho trabajo de producción desapareció por la mecanización, automatización, robotizacióny ygloblalización y fue substituido por trabajos sin sentido. A veces se trata de puestos bien pagados: los asesores de organización, los mánagers de marketing ylos HHRR mánagers. Pero también en los estratos mal pagados del mercado laboral se puede ver este fenómeno. Por ejemplo, me llaman casi a diario los vendedores de las compañías telefónicas; casi siempre se trata de alguien con un fuerte acento latinoamericano que yo, siendo guiri, casi no entiendo. No les parece importar mucho. A pesar de mis protestas siguen hablando hasta que cuelgo el teléfono.

¿Cómo puede alguien saber si su trabajo es inútil? Imagínate que todos los compañeros con la misma profesión entran en huelga. Si esto a nadie le importara un bledo, tienes un puesto de trabajo ridículo. Yo mismo tengo bastante experiencia laboral en la educación y la verdad es que si hubiera querido hacer mi alumnado muy feliz, sería por anunciar una huelga general de los profesores. Pero a los padres lo importaría mucho, porque no sabrían qué hacer, y tengo la esperanza que en el largo plazo también mis alumnos sabían apreciar mis clases. Lo que quiero decir: un profesor no tiene un puesto ridículo. El mismo se puede decir de los limpiadores, basureros, cuidadores, enfermeros, doctores, bomberos y tantos otros profesionales. Para los asesores de organización tengo un consejo completamente gratis: ¡qué no entréis en huelga! Tampoco una huelga de los vendedores telefónicos causaría mucha alarma social, temo. Y hasta a las cadenas de supermercados no les importaría mucho si todos los repartidores entrara en huelga, porque lo que hacen con su propaganda es competir el uno con el otro. Si todos parasen de distribuir publicidad, sería solamente una reducción de gastos.

Aquí en El Bierzo he aprendido apreciar las pegatinas para el buzón con NO NO, NO SI o SI SI que se puede obtener en los ayuntamientos en Holanda. El primer SI o NO indica si quieres recibir publicidad y el secundo SI o NO indica si quieres recibir los periódicos gratis del barrio como aquí El Buscador. Los repartidores están obligados de respetar los deseos de la gente. Me gustaría importar el sistema en España aunque no hay tantos periódicos del barrio. Quizás tenemos que utilizar la secunda opción para algo completamente diferente que la propaganda comercial. Sería tan bonito si llamaran a la puerta y gritaran: '¡Poesía!' Por consideración con el medio ambiente respondería: 'No necesito el poema en papel; ¿Sería tan amable de recitarlo lentamente por el intercomunicador? Gracias.'